Sus caricias calan hondo en la vibración de mi cuerpo. Lo suaviza, lo funde en el vacío de la soledad en la que nos dejamos de caer. Dejando de lado los prejuicios, desde lo mas viejo de los años, nos acariciamos, nos mimamos.

De repente comienzo a pensar, paso de una escena de inmensidad a la calamidad de una neurosis rumiante. Será capaz de leer los pensamientos, será su camino elegido.

Descubro en sus caricias el mas sensible placer buscado en elecciones errantes, acogida por una época dispersa, descubro lo que jamas decidí aceptar.

La primavera prematura nos desencuentra, entre tu fantasma y mi feminidad. Vos no me buscabas a mi y yo buscaba a otro